Lo mejor de escribir un blog puede ser que nadie te replique. A todos nos gusta escucharnos de vez en cuando... Aunque sin la oposición de amigos, conocidos, locos de acera y familia no tendríamos material para querer liberarnos a gusto sin interrupciones, aquí y ahora.
En ciertos lugares la gente acude sola a conciertos, teatros, lecturas... Así que, por esa nueva costumbre de ir solo por todas partes se activa una tendencia: los desconocidos se sonríen, se dan la bienvenida con una mirada, casi alzan la copa para saludarse, ¡incluso algunos osados se hablan y discuten sobre el espectáculo!
Ya no se llevan las presentaciones "a lo Jane Austen": Lady Winchertel, tengo el placer de presentarle al Sr. Wintertur, conocido por su próspero negocio de avellanas peladas... Con suerte, a veces contamos con algún amigo amante de este protocolo que suele improvisar las presentaciones, pero por lo general la barra del bar o la mesita con los panchitos son nuestro mejor aliado. Hacerse el interesante sirve de poco... ¡Ah! Y aunque os llevéis bien con los niños, reservad las cucamonas para niños de (mínimo) conocidos y no para los hijos de desconocidos paranoicos... Sobre todo porque en algunos países incluso los adultos se asustan de la gente expresiva: para ellos es como si estuvieras nadando a estilo mariposa sin agua ni piscina.
La verdad es que al final, estamos todos tan pendientes de nosotros mismos y de lo que los otros puedan pensar, que nadie presta verdadera atención a nadie. Así que salimos, seguimos haciendo nuestras cosas y llenando el tiempo de consumiciones: el libro que he comprado, la película que he visto, las birras de anoche, el concierto de... Los planes, las vacaciones, las búsquedas de realización.
Los perfiles se vuelven cada vez más individualistas, más egoístas, más independientes... O dependientes de la independencia, del cambio, de la novedad. La dependencia es mala y la rutina también. Para otros la rutina del trabajo es la clave para seguir.... Sin embargo, hay quienes se vuelven locos por huir, huir, huir... En busca de experiencias, de conocimiento ¡del sentido de la vida! Hay quienes se enrolan en experiencias extremas: seis meses dando vueltas por el mundo, con la casa en una mochila y una tienda de acampar.
La gente que vive a la caza y captura de "El sentido/La esencia" suelen coincidir en el simple placer de estar con uno mismo (de ése que huimos en la ciudad...), de dormir bajo un techo y poder comer caliente después de kilómetros y kilómetros de viaje. El encuentro de lugareños es natural, real y de un valor incalculable. Los paisajes... Insisto, los paisajes y pensar: qué hace el mundo que no está aquí admirando cada milímetro de esta maravilla.
Las prioridades cambian, la simplicidad de la supervivencia se manifiesta de tal forma que desaparecen las quejas. Poder alimentarse y tener un techo es la Felicidad.
Así que, ¿de verdad es todo tan complicado? ¿de verdad necesitamos cada cosa que creemos necesitar? Porque de todos nuestros bienes y servicios, sólo hay uno que no acepta devoluciones.
domingo, 27 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
Mi casa ambulante
Mi casa ambulante se construye a base de recuerdos y aventuras. A veces se confunde con los reflejos en las ventanas, las sombras en las paredes y los retales de sueños puntuales.
Hace tiempo que no sueño, así que cuando lo hago me creo que son presagios del futuro, pistas que he de seguir. Dicen que los sueños son el reflejo de lo vivido y nuestro incos-subconsciente. Por lo tanto, ansias de brujería aparte, los pocos sueños que me asaltan no son sino destellos de miedos y anhelos.
Hace tiempo que miro esas grandes ventanas. Si cada casa fuera una persona, esta ciudad y mi casa no quieren más que la luz se pasee por donde quiera y como quiera.
Hace tiempo que no sueño, así que cuando lo hago me creo que son presagios del futuro, pistas que he de seguir. Dicen que los sueños son el reflejo de lo vivido y nuestro incos-subconsciente. Por lo tanto, ansias de brujería aparte, los pocos sueños que me asaltan no son sino destellos de miedos y anhelos.
Hace tiempo que miro esas grandes ventanas. Si cada casa fuera una persona, esta ciudad y mi casa no quieren más que la luz se pasee por donde quiera y como quiera.
¡Vive!
Cierra los ojos y mira. Ya no hay ruido: una brisa te pilla por sorpresa y hace que la piel se te erice en dos segundos. Un escalofrío te atraviesa y te invita abrir los ojos. Todo tú se mece en un constante hormigueo eléctrico que te dice "estás vivo" allá donde mires: el agua de lluvia surcando la tierra, corrientes bajitas que acarician la hierba, las enormes quimas de los árboles agitándose, formando un maravilloso cabaret con sus hojas, dejando que él sólo se cuele (a veces sí, a veces no) entre ellas. Y él se posa impredecible en tu piel; besándote la frente, un ojo o la nariz.
viernes, 11 de febrero de 2011
Periódico y naranjas
Dar la cara puede ser tan mentira como otra
sólo para mis grandes pocos cristalina
fácil la clave: mirar, leer, escuchar...
domingo, 19 de diciembre de 2010
DECEPCIÓN/ PATALETA
Decepción, la decepcionada... Esto parece el título de una canción de Lhasa (lo siento, chata, espero que estés descansando). O (otro título), las caras de la decepción son infinitas... no, seguro que eso viene de otra frase hecha, jaja. Ahí va: La decepción tiene tantas caras como personas somos en el mundo, multiplicado por las interacciones que tengamos con el resto de personas del susodicho globo y los minutos en los que tarda en subir un bizcocho. Vamos, que nadie queda libre de decepcionar o ser decepcionado... UN MOJÓN, vaya.
A veces tenemos la manía de creer en algo o en alguien como el que cree en la inocencia del acusado hasta que se demuestre lo contrario. Ahí, a muerte, fe ciega... ¡Yo creo! Lo malo es que tarde o temprano empiezan a surgir pruebas de peso en contra. Entonces la fuerza, la alegría y la inocencia de aquello en lo que creemos se van a tomar vientos. Y no sólo se van, sino que en su lugar deja un profundo poso/pozo (lo mismo me da) de fealdad, tristeza y cansancio.
Y nadie tiene la culpa. Estoy de que se busquen culpables hasta el moño. Nadie tiene la culpa de ciertas decepciones porque aquí ya todos somos mayores y sabemos dónde nos metemos...
Es curioso, porque a medida que caminamos hacia eso que llaman madurez, todo lo positivo, lo bueno, lo que vale la pena de nuestra vida son destellos de las emociones, la ilusión y las ganas de vivir de cuando éramos niños. Esto demuestra que el mundo no puede estar bien hecho... Por favor, rebobinemos y que a mí me dejen ser pequeña para siempre si madurar es: dejar de ser niño para luego, luchar con todas tus fuerzas y recuperar puntualmente la alegría de vivir de cuando aquello... ¡No tiene sentido! No tiene pies ni cabeza.
jueves, 16 de septiembre de 2010
TIC TAC TRUENO
Ahí fuera cae lo que no está escrito, hasta que llega el camión de la limpieza queriéndo hacer la competencia. El ruido de esta ciudad no deja oír la lluvia, pero quiera o no, todo ese asfalto se está pegando una buena ducha. Luz y... tic tac uno, tic tac, dos, tic tac trueno.Ya está aquí. Si las plantas sobreviven a esta madrugada habrán pasado la prueba del comienzo del final del verano.
Hace unos días la gente lo invadía todo por tan sólo una noche. Los lugares normalmente escoltados por relojes e incluso gente armada se exponían a un saqueo civilizado. Montones de ojos curiosos recorriendo rincones, portones, jardines secretos. Niños liberados de las manos de sus padres hacían burla al muñeco rojo de los semáforos, mientras corrían de un lado para otro, a punto de hacer la croqueta en plena Gran Vía. Esa noche no llovió.
Hoy, ahora, los pocos que quedan en la calle corren gritones. Por más que se quejen sé que se lo están pasando como nunca. Menudo cuadro: al otro lado de la ventana aparece un todo borroso. De un momento a otro los cubos-tienda de esa plaza van a empezar a deslizarse calle abajo arrastrados por la corriente porque por fin, después de dos meses secos al Sol, toca recompensa: el merecido baño de la ciudad. Un poco más fresco, pero comparable a la ducha calentita, ya en casa después de un día entero de playa. Y cuando digo un día entero me refiero a uno de esos en los que te empeñas en quedarte en la arena, aunque sea enrollado en la toalla y con los labios morados ya, hasta que por fin un cobarde valiente con sentido común y mucho frío se atreve a decir "yo me las piro, nos vemos después de cenar". Sí, para mí el recuerdo de los veranos siempre se remonta a los quince. Y no, hoy no hay quejas ni preguntas. Tú sólo cállate y escucha.
martes, 31 de agosto de 2010
Me comí julio porque dudé
O eso es lo que creía. Cada dos por tres Ibsen retumba "Si dudas de ti mismo estás vencido de antemano"; cree en ti mismo, si tú no te valoras, ¿quién lo hará?; el tarot, "Aunar la fuerza de la Emperatriz con la seguridad arrogante del Sol". Sí, sí, lo que sea, pero yo me comí el mes de julio no porque dudara, sino porque en lugar de elegir la pastillita azul o la roja me quedé con la Sra. Duda.
Una chica me dijo una vez: "tengo la convicción de que si yo escribo, escribo, escribo, escribo... algún día terminaré haciéndolo bien". A lo que yo añado: me la sopla como termine esto pero mi-ra lo que ha-gooooooooo. Bien o mal, eliges, haces, escribes y no te quedas con la...
Dudas, dudas y más dudas... Antes siempre dudaba si darle dinero a todo el que me cruzaba pidiendo por la calle. Cada vez son más y están por todas partes, las dudas y ellos. Ya no se limitan a quedarse en un rincón mientras tú los ignoras como puedes. Ahora te cantan sus penas por más que una mitad del vagón incruste la cabeza en el libro y la otra se cague en sus muelas por no haberle pillado "La Farola" al senegalés, por ejemplo, de la entrada del metro.
Leche, atún, yogures, higos, pescado, huevos... Leche, atún, yogures, higos, pescado, huevos... ¿Ves tú? Nunca dudo con la lista de la compra. En lo que se refiere a cubrir las necesidades básicas todos lo tenemos bastante claro, espero. Las dudas son síntoma de capacidad y posibilidad de elección. Dudar de uno mismo es sinónimo de autocrítica y humildad. Creo que Ibsen estaba equivocado en parte: por hacer una cita tan célebre y tan rotunda como traicionera. O más bien, el pobre Ibsen no tenga nada de culpa y sí la tenga la adopción de citas como estandartes para la vida, qué estupidez querer amarrar cada situación, cada persona, cada duda, con un puñado de citas, ¿en qué estaría yo pensando?
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