El nombre de este blog podría haber sido "Diario de un pie" como "Obsesoñaciones", si no fuera porque este sistema del infiernillo al que me he unido, ¿no deja crear títulos con "ñ"? En cualquier caso, me alegro. Ser una obsesoñadora profesional no es lo único que impulsa el tecleo de estos deditos, ¡menos mal!
Obsesoñaciones: dícese de aquellas idas de pie que derivan en acciones Kamikaze. Por tanto, siempre se termina, en lenguaje de "Hundir la flota", tocado y hundido.
Estas queridas enemigas tienen la costumbre de surgir cuando menos te lo esperas y se basan en el absurdo de querer complicarse la vida: seguro que tienes miles de cosas por hacer que no harás hasta el último momento o, hasta que un acto obsesoñador 12 en las escala Richter te devuelva a la realidad.
Acto obsesoñador: un acto obsesoñador se podría etiquetar como Anécdota "la cagaste". De pequeños: "Tengo un plan infalible para entrar en la tienda de chuches, mangar cuatro boomer, seis morenitos, un paquete gusanitos y nadie me va a ver". La cagaste.
Recuerda: Los actos obsesoñadores son innumerables y de diversa índole. Evita particularmente aquellos acompañados de un tufillo tragicómico-shakespeariano. Y si alguna vez sientes la alegre punzada de llevar a cabo una idea tan brillante como el asalto al "Sweet's" (era la época en que los nombres en ¿inglés? molaban tela: Quique's, Juani's). Insisto, ya no tienes diez años, aparta esa cerveza del morrito y huye del bar. Sí, tus amigos te odiarán por tener que pagar tu cuenta, pero si te quedas podría ser mucho peor.
Palabra de obsesoñadora profesional.
yo digo: AMÉN, hermana!!!
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